La señora EVA PERÓN, auténtica dirigente nacionalista del peronismo, produjo una notable alocución que debía inspirar a todo dirigente honesto del Justicialismo.
En su grandioso "Mensaje a las Mujeres de España", emitido en Madrid el 15 de junio de 1947 (del que se acaban de cumplir 51 años), dijo, reafirmando anteriores mensajes suyos:
"¡MUJERES DE ESPAÑA¡"
"NUESTRO SIGLO no pasará a la Historia con el nombre de "siglo de las guerras mundiales" ni acaso con el nombre de la desintegración atómica, sino con ese otro mucho más significativo del "SIGLO DEL FEMINISMO VICTORIOSO".
"La mujer argentina se afana, en primer lugar, por la estructuración del hogar cristiano con vínculo indisoluble. Porque si la mujer no se le dado el señorío de la fuerza física, se le dado el imperio del amor. Y sabemos las mujeres, sin necesidad de sutiles raciocinios, que sólo en el hogar y en el matrimonio indisoluble puede el amor alcanzar toda su expansión. Sabemos las mujeres, que la decadencia del amor, sin duda alguna de las decadencias más grandes que ahora padece el mundo, es resultado inmediato de la paganización de la familia y de la desarticulación del hogar.
"La mayoría de los pensadores opuestos al cristianismo no trepidan en reconocer que el matrimonio y la familia, tales como los reclama la adusta moral cristiana, constituyen el único ideal sociológico que puede colmar las aspiraciones más profundas del amor, y que todas las civilizaciones marcadas por una franca decadencia se caracterizaron por una honda crisis familiar.
"Cuando la corrupción de las costumbres ha minado la vida en familia, entonces, junto con el amor, pierde la mujer la libertad. Porque ella sólo es libre en la esclavitud del amor, en el que desemboca el matrimonio, no bien pierde sus dotes y prerrogativas de eternidad.
"Porque la mujer argentina se ha empeñado en mantener a todo costa el hogar estructurado, y porque se ha empeñado, además, en conseguir que en él se respire un perfume de santuario, de suerte que el esposo y los hijos sientan a Dios como un templo en pequeño, por eso sabe que no le arrebata ni un adarme de FEMINIDAD no sólo el trabajo en la fábrica, los estudios en las universidades, el aprendizaje profesional; eso tampoco empaña su feminidad el participar en los movimientos de recuperación nacional, colaborando con todos sus recursos a la implantación de un mundo más justo, más humano y más pacífico…
"La Iglesia, como nos lo han enseñado siempre, ni ha prohibido ni ha disuadido a la mujer de que ejerza de médico, o de diputado, o de embajadora, con tal de que no abandone sus deberes esenciales de madre, de hija, o de esposa. Y si la evolución de los tiempos la lleva a participar de la vida cívica y a intervenir en las contiendas electorales, es ella quien esta encargada de conspirar al triunfo de un orden familiar y familiar en el que pueda compartir, al lado del hombre, los frutos de la paz y de la justicia.
"Por eso, ¡mujeres españolas!, os digo a todas, a través del éter, lo que quisiera decir a cada una, de corazón a corazón, con esa fusión y medias palabras con que nos entendemos las mujeres: si no ha faltado agitadoras que soliviantarán las clases sociales unas a otras con soflamas incendiarias, ¿por qué han de faltar otras mujeres que de alma a alma se digan un mensaje de amor y de paz?
"Faltaría a mi deber, el deber que me impone la Gran Cruz de ISABEL, si no secundara la misión de la Gran Reina, quien, como ninguna mujer de España se afanó por dar unidad y libertad a esta tierra, batallando no sólo contra los invasores de su suelo, sino también contra los invasores de su Fe.
"Por eso, mujeres de España, a cuyo lado he vivido los días más emocionantes de mi vida, quiera hacer extensiva a vosotras cuanto dije no ha mucho a las mujeres de América:
"Trabajemos por la paz, que libra a los pueblos de las amenazas y de las agresiones y no permite cerrar las heridas abiertas por las contiendas fraticidas.
"Trabajemos por afianzar la paz y por impedir una nueva guerra vuelva a asolar la humanidad con nuevos estragos y nuevos odios. Trabajemos por implantar lo derechos fundamentales debido a los seres humanos y por desarmar los espíritus de los odios y prevenciones originados por la diversidad de las razas, de los idiomas, y las formas sociales de la vida…
"Trabajemos por la conquista de un mundo mejor, fundamentando en el amor y no en el odio; mundo en el que anhelamos todos construir y no destruir, y en el cual florezca como una bandera fulgurante de luz la libertad y la soberanía de los pueblos.
"Trabajemos por la implantación de un orden de justicia social cual lo requieren los principios proclamados por el General PERÓN, en el que todos puedan llegar a la consecución de sus sueños y anhelos, y en el que todos puedan gozar de una retribución justa; en el que el obrero viva en condiciones dignas de trabajo y pueda preservar su salud, gozar de bienestar físico y espiritual, amparar su familia, elevar su estándar económico y desarrollar libremente las actividades lícitas en bien de los intereses profesionales.
"Unamos nuestros esfuerzos para que nadie padezca, para que nadie se vea envuelto por miserias enervantes. Unamos nuestros corazones para que los seres humanos, cualquiera que sean su nacionalidad, su fortuna, su ideario, puedan vivir en armonía, y para que termine la división de réprobos y elegidos, satisfechos y desheredados, de suerte que el mundo se trueque en una gran Familia bendecida por DIOS, en la que no resuene otro canto que el canto del trabajo y de la paz…"
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero nº 42, 7 de mayo de la Pascua de 2008, en el 89ª aniversario de su natalicio, 7 de mayo de 1919, en la Provincia de Buenos Aires.
Falleció el 26 de julio de 1952 en Buenos Aires. 56 ª aniversario de su fallecimiento.
En su grandioso "Mensaje a las Mujeres de España", emitido en Madrid el 15 de junio de 1947 (del que se acaban de cumplir 51 años), dijo, reafirmando anteriores mensajes suyos:
"¡MUJERES DE ESPAÑA¡"
"NUESTRO SIGLO no pasará a la Historia con el nombre de "siglo de las guerras mundiales" ni acaso con el nombre de la desintegración atómica, sino con ese otro mucho más significativo del "SIGLO DEL FEMINISMO VICTORIOSO".
"La mujer argentina se afana, en primer lugar, por la estructuración del hogar cristiano con vínculo indisoluble. Porque si la mujer no se le dado el señorío de la fuerza física, se le dado el imperio del amor. Y sabemos las mujeres, sin necesidad de sutiles raciocinios, que sólo en el hogar y en el matrimonio indisoluble puede el amor alcanzar toda su expansión. Sabemos las mujeres, que la decadencia del amor, sin duda alguna de las decadencias más grandes que ahora padece el mundo, es resultado inmediato de la paganización de la familia y de la desarticulación del hogar.
"La mayoría de los pensadores opuestos al cristianismo no trepidan en reconocer que el matrimonio y la familia, tales como los reclama la adusta moral cristiana, constituyen el único ideal sociológico que puede colmar las aspiraciones más profundas del amor, y que todas las civilizaciones marcadas por una franca decadencia se caracterizaron por una honda crisis familiar.
"Cuando la corrupción de las costumbres ha minado la vida en familia, entonces, junto con el amor, pierde la mujer la libertad. Porque ella sólo es libre en la esclavitud del amor, en el que desemboca el matrimonio, no bien pierde sus dotes y prerrogativas de eternidad.
"Porque la mujer argentina se ha empeñado en mantener a todo costa el hogar estructurado, y porque se ha empeñado, además, en conseguir que en él se respire un perfume de santuario, de suerte que el esposo y los hijos sientan a Dios como un templo en pequeño, por eso sabe que no le arrebata ni un adarme de FEMINIDAD no sólo el trabajo en la fábrica, los estudios en las universidades, el aprendizaje profesional; eso tampoco empaña su feminidad el participar en los movimientos de recuperación nacional, colaborando con todos sus recursos a la implantación de un mundo más justo, más humano y más pacífico…
"La Iglesia, como nos lo han enseñado siempre, ni ha prohibido ni ha disuadido a la mujer de que ejerza de médico, o de diputado, o de embajadora, con tal de que no abandone sus deberes esenciales de madre, de hija, o de esposa. Y si la evolución de los tiempos la lleva a participar de la vida cívica y a intervenir en las contiendas electorales, es ella quien esta encargada de conspirar al triunfo de un orden familiar y familiar en el que pueda compartir, al lado del hombre, los frutos de la paz y de la justicia.
"Por eso, ¡mujeres españolas!, os digo a todas, a través del éter, lo que quisiera decir a cada una, de corazón a corazón, con esa fusión y medias palabras con que nos entendemos las mujeres: si no ha faltado agitadoras que soliviantarán las clases sociales unas a otras con soflamas incendiarias, ¿por qué han de faltar otras mujeres que de alma a alma se digan un mensaje de amor y de paz?
"Faltaría a mi deber, el deber que me impone la Gran Cruz de ISABEL, si no secundara la misión de la Gran Reina, quien, como ninguna mujer de España se afanó por dar unidad y libertad a esta tierra, batallando no sólo contra los invasores de su suelo, sino también contra los invasores de su Fe.
"Por eso, mujeres de España, a cuyo lado he vivido los días más emocionantes de mi vida, quiera hacer extensiva a vosotras cuanto dije no ha mucho a las mujeres de América:
"Trabajemos por la paz, que libra a los pueblos de las amenazas y de las agresiones y no permite cerrar las heridas abiertas por las contiendas fraticidas.
"Trabajemos por afianzar la paz y por impedir una nueva guerra vuelva a asolar la humanidad con nuevos estragos y nuevos odios. Trabajemos por implantar lo derechos fundamentales debido a los seres humanos y por desarmar los espíritus de los odios y prevenciones originados por la diversidad de las razas, de los idiomas, y las formas sociales de la vida…
"Trabajemos por la conquista de un mundo mejor, fundamentando en el amor y no en el odio; mundo en el que anhelamos todos construir y no destruir, y en el cual florezca como una bandera fulgurante de luz la libertad y la soberanía de los pueblos.
"Trabajemos por la implantación de un orden de justicia social cual lo requieren los principios proclamados por el General PERÓN, en el que todos puedan llegar a la consecución de sus sueños y anhelos, y en el que todos puedan gozar de una retribución justa; en el que el obrero viva en condiciones dignas de trabajo y pueda preservar su salud, gozar de bienestar físico y espiritual, amparar su familia, elevar su estándar económico y desarrollar libremente las actividades lícitas en bien de los intereses profesionales.
"Unamos nuestros esfuerzos para que nadie padezca, para que nadie se vea envuelto por miserias enervantes. Unamos nuestros corazones para que los seres humanos, cualquiera que sean su nacionalidad, su fortuna, su ideario, puedan vivir en armonía, y para que termine la división de réprobos y elegidos, satisfechos y desheredados, de suerte que el mundo se trueque en una gran Familia bendecida por DIOS, en la que no resuene otro canto que el canto del trabajo y de la paz…"
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero nº 42, 7 de mayo de la Pascua de 2008, en el 89ª aniversario de su natalicio, 7 de mayo de 1919, en la Provincia de Buenos Aires.
Falleció el 26 de julio de 1952 en Buenos Aires. 56 ª aniversario de su fallecimiento.
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